Asà fue cómo Lindsay Lohan no tuvo que pagar su rehabilitación
Sin embargo, la actriz continúa viviendo una crisis financiera.
La polémica Lindsay Lohan permaneció tres meses en la clÃnica de rehabilitación Cliffside Malibu el año pasado, una estancia por la que no tuvo que pagar nada, dado que el centro se comprometió a hacerse cargo de la factura de 150.000 dólares como compensación a la publicidad que generarÃa su ingreso.
“El seguro de salud no iba a pagar por su tratamiento de rehabilitación porque era la sexta vez que se sometÃa a uno. Fue cortesÃa de Cliffside Malibu. Antes de llegar a ese centro, Lindsay ya habÃa pasado por el de Betty Ford y no le fue muy bien allÃ. Cuando Cliffside Malibu estuvo disponible le permitieron ir, presumiblemente por la publicidad gratuita que les iba a aportar”, señaló una fuente al portal RadarOnline.com.
La estrella de 27 años mejoró en la clÃnica, en la que se le proporcionó una habitación privada cuyo coste, durante todo el tratamiento, fue de 73.000 dólares.
“Mejoró en ese ambiente. Tuvo una habitación privada porque nunca estarÃa dispuesta a compartir cuarto con alguien”, explicó la citada fuente.
La intérprete podrÃa estar atravesando una situación financiera “desesperada”, a pesar de haber ganado 2 millones de dólares con la serie de documentales Lindsay que emite el canal OWN, propiedad de Oprah Winfrey.
“Solo Lindsay podrÃa recibir un cheque asà y volver a estar en una situación financiera desesperada. Después de pagar a su mánager, agente, publicistas, tasas, etc. le quedaron 750 000 dólares. Eso fue el año pasado, pero Lindsay no ha sido capaz de ahorrar en toda su vida. Su programa también se ha vendido en el extranjero, pero ella solo recibirá por ello 250.000 dólares. Ese dinero además se tiene que repartir entre todo su equipo por lo que a Lindsay le quedan menos de 100.000 dólares”, añadió.
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Los graves problemas económicos que atraviesa han llevado a Lindsay, además de a prescindir de los servicios de su asistente personal,
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a sufrir uno de los momentos más bochornosos de su vida al intentar pagar una factura de 300 dólares en una tienda de Nueva York y ver cómo sus tarjetas de crédito eran rechazadas.
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